A 43 años de la dictadura militar, y a pocas horas de salir a marchar en todo el país, recordamos a las personas con discapacidad que fueron desaparecidas en dicho período. Traemos a la memoria esta parte de los hechos que ha sido invisibilizada.
Los pioneros en la lucha por la igualdad de derechos de las personas con discapacidad fueron ciegos y discapacitados motrices, a los que siguieron quienes tenían problemas como insuficiencia renal crónica o sordera.
La mirada de la dictadura y de una parte importante de la Iglesia hacia
las personas con discapacidad eran coincidentes e intentaban invisibilizar a un grupo ya muy numeroso y vulnerable, que no era considerado útil ni social ni económicamente.
En la década del 70 varios militantes trabajaron intensamente para comenzar a hacer visible a un colectivo que había sido sistemáticamente excluido, y la dictadura no los discriminó a la hora de torturarlos y matarlos.
Entre ellos figuran José Liborio Poblete, discapacitado motriz y militante de la Unión Nacional de Discapacitados, quien fue secuestrado y permanece desaparecido desde aquellos años, o Claudia Inés Grumberg, estudiante de Sociología y con una artritis deformante, quien fue secuestrada y asesinada por el represor conocido como “Turco Julián”.
Otros fueron Mónica Brull de Guillén, quien tenía una discapacidad visual y que desarrollaba su acción con vecinos y otros integrantes de la comunidad ciega del Servicio Nacional de Rehabilitación, secuestrada el 7 de diciembre de 1978 y liberada el 21 de diciembre del mismo año junto con su esposo, Juan Agustín Guillén.
La casita de los ciegos
La Casa de la Memoria, ubicada en Santiago 2815, es una de las pocas y primeras recuperadas en el país, después de las apropiaciones ilegales de bienes patrimoniales realizadas por las patotas del terrorismo de estado.
Este emblemático domicilio pertenecía al matrimonio de ciegos María Esther Vega y Emilio Etelvino Ravello, que fueron asesinados por la última dictadura militar. El Ejército se apropió del edificio de una sola planta y funcionó ahí durante 17 años de manera ilegal e ilegítima. Las denuncias sucesivas y la presión de los organismos de derechos humanos hicieron que la Casita de los Ciegos, como se la conoció por
mucho tiempo, tenga que ser restituida.
Los 2 jóvenes ciegos fueron secuestrados el 17 de septiembre de 1977, quedando a disposición del comandante Feced (alias “el turco”). Fueron torturados para obtener el paradero de un jefe montonero, hermano del joven secuestrado. Nunca más aparecieron.
Cuando la patota de las fuerzas conjuntas llegó a la casa de Santiago 2815, en la zona sur de Rosario, el Negro y la Cuki no tuvieron tiempo de nada. Escucharon los disparos que terminaron con la vida de su compañero Juan Carlos Amador y supieron que habían perdido. Iván, de tres años, fue secuestrado junto a sus padres. Días después, los militares lo entregaron a un familiar y volvieron a la casa. En un
camión del Ejército cargaron muebles, ropa, electrodomésticos, el triciclo del niño y maquinaria de la sodería que funcionaba como cobertura de la casa operativa. También se llevaron a la perra lazarilla.
El periodista y escritor Osvaldo Bayer lo definió como el “día de la vergüenza argentina”. “El 17 de septiembre de 1977 se consumó la hazaña más grande de este siglo del Ejército nacional. Rosario fue testigo. Las fuerzas conjuntas lograron la captura de tres enemigos de la patria occidental y cristiana, Emilio Etelvino Vega, de 33 años, ciego, María Esther Ravalo, de 23 años, ciega, Iván Alejandro Vega, de 3 años, y el perro lazarillo del matrimonio”, dirá Bayer 17 años después, tras el fin
de la usurpación de «la casita de los ciegos».
Las investigaciones posteriores confirmaron que la Cuki pasó por el centro clandestino de detención La Calamita, en la vecina localidad de Granadero Baigorria. Después la trasladaron junto a otros 26 detenidos a una quinta de Monje donde los fusilaron. Emilio Etelvino continúa desaparecido.
#24M: Las personas con discapacidad salimos a las calles
Las personas con discapacidad recordamos en este 24M a quienes nos precedieron en la lucha por nuestros derechos. Somos un colectivo que fue invisibilizado por todos los gobiernos, a lo largo de toda la historia. Creemos que solamente vamos a lograr conquistar todos nuestros derechos, si nos organizamos y si alzamos nuestra voz.
En este 24M, ni olvido ni perdón a los genocidas que secuestraron, torturaron y desaparecieron a quienes militaban para conseguir igualdad de derechos para las personas con discapacidad.
Son 30 mil
Fue genocidio
Basta de impunidad
Memoria, verdad y justicia.